Qué ver en Viena

El Palacio de Schönbrunn, ubicado en Viena, es uno de los monumentos más emblemáticos de Austria y es uno de los principales símbolos de la riqueza y el poder de la monarquía de los Habsburgo.

Construido originalmente como un pabellón de caza en el siglo XVII, fue transformado en una residencia de verano bajo el reinado del emperador Leopoldo I. Posteriormente, durante el siglo XVIII, la emperatriz María Teresa lo convirtió en un símbolo del esplendor barroco, remodelándolo completamente y estableciendo su estilo único que se mantiene hasta hoy.

El palacio fue no solo un lugar de residencia, sino también un espacio para grandes recepciones y decisiones políticas importantes. Este magnífico palacio cuenta con 1,441 habitaciones, de las cuales algunas están abiertas al público, incluyendo la famosa "Gran Galería", un salón espectacular utilizado para bailes y recepciones imperiales.

Aquí vivió el emperador Francisco José I, quien gobernó el Imperio Austrohúngaro durante casi 68 años, y pasó casi toda su vida en el palacio.

Entre sus visitantes ilustres destaca Napoleón Bonaparte, quien utilizó Schönbrunn como cuartel general durante sus campañas en Europa. En Schönbrunn también se firmó el tratado de Viena en 1805, durante las guerras napoleónicas.

Los jardines de Schönbrunn son una obra de arte en sí mismos, diseñados al estilo francés con fuentes, esculturas y el famoso Gloriette, un pabellón en la colina desde donde se obtienen vistas panorámicas espectaculares de Viena.

El zoológico de Schönbrunn, está situado en los terrenos del palacio, es el más antiguo del mundo y sigue atrayendo a millones de visitantes cada año.

Visitar este lugar es como viajar en el tiempo, explorando la vida, los gustos y las ambiciones de la realeza austrohúngara.

El Zoológico de Schönbrunn, situado en los impresionantes jardines del majestuoso Palacio de Schönbrunn, es un lugar cargado de historia y encanto. Fundado en 1752 por el emperador Francisco I de Lorena, este zoológico tiene el honor de ser el más antiguo del mundo que sigue en funcionamiento.

Originalmente, fue un menagerie imperial diseñado para exhibir la colección de animales exóticos adquiridos por la familia Habsburgo, como muestra del poder y la riqueza de la familia.

Un dato curioso es que el zoológico conserva todavía el diseño original del pabellón central barroco, donde los emperadores solían desayunar mientras observaban a los animales.

Con el tiempo, el zoológico ha evolucionado desde una muestra de poder imperial hasta convertirse en un referente mundial en conservación y educación ambiental. En sus instalaciones alberga más de 700 especies de animales, incluidas algunas de las más emblemáticas y en peligro de extinción, como pandas gigantes, tigres de Siberia y elefantes asiáticos.

Una de las experiencias más emocionantes es explorar la Casa del Bosque Lluvioso, un invernadero que recrea un ecosistema tropical en pleno Viena, ofreciendo una experiencia inmersiva única. También cuenta con una Casa Polar, donde podrás observar pingüinos en un entorno que replica su hábitat natural.

El Zoológico de Schönbrunn ha sido reconocido como el mejor zoológico de Europa en varias ocasiones, gracias a su enfoque en el bienestar animal y su integración en un entorno histórico. En él se han logrado hitos importantes, como el nacimiento del primer panda gigante en Europa por inseminación natural, un evento celebrado internacionalmente.

Su combinación de historia, belleza arquitectónica y compromiso con la biodiversidad hacen que sea una experiencia inolvidable, tanto para adultos como para niños.

El Museo de Historia del Arte situado en la majestuosa Ringstrasse de Viena, y conocido como Kunsthistorisches Museum, es uno de los museos más impresionantes de Europa.

Su visita es un viaje fascinante a través de la historia del arte, desde la antigüedad hasta el Renacimiento y el Barroco.

Construido en 1891 por orden del emperador Francisco José I, fue concebido para albergar las extensas colecciones de arte y objetos históricos de la dinastía imperial.

Su imponente arquitectura neorrenacentista, junto con su cúpula central, es una obra de arte en sí misma y un símbolo de la riqueza y el poder del imperio austrohúngaro.

El museo alberga obras maestras de artistas como Caravaggio, Rubens, Tiziano, Velázquez y Bruegel el Viejo, cuyo legado es la joya de la colección. Es el único lugar del mundo con una sala dedicada exclusivamente a las obras de Bruegel, su "Torre de Babel" es impresionante. Además, el museo cuenta con tesoros de civilizaciones antiguas, como sarcófagos egipcios, esculturas griegas y objetos romanos, que permiten explorar miles de años de historia.

Mientras recorres sus majestuosas galerías, presta atención al exquisito interior del edificio, los techos pintados, las columnas de mármol y las intrincadas molduras reflejan la opulencia de la época. Para relajarte, visita su elegante café ubicado bajo la cúpula, un lugar ideal para disfrutar de un café vienés, en un ambiente único rodeado de arte.

El Museo de Historia del Arte no solo es un lugar para aprender, sino también un espacio para reflexionar y admirar la creatividad humana a lo largo de los siglos. Conecta la grandeza del pasado con la experiencia cultural contemporánea, y por eso es uno de los sitios más destacados de Viena.

El Palacio de Belvedere es una de las joyas arquitectónicas de Viena y un lugar que combina arte, historia y jardines espectaculares. Construido en el siglo XVIII como residencia de verano para el príncipe Eugenio de Saboya, un destacado general y amante del arte, este complejo refleja el esplendor del barroco vienés. Su ubicación estratégica, en lo alto de una colina, ofrece vistas inigualables de la ciudad.

El complejo consta de dos palacios, el Belvedere Superior y el Belvedere Inferior, unidos por unos jardines diseñados al estilo francés, con fuentes, estatuas y caminos simétricos. El Belvedere Superior alberga hoy en día una de las colecciones de arte más importantes de Austria, incluyendo obras icónicas como El Beso de Gustav Klimt, junto con piezas de Egon Schiele y Oskar Kokoschka. Es un lugar perfecto para los amantes del arte y la arquitectura.

Un dato histórico es que en este lugar se firmó en 1955 el Tratado del Estado Austríaco, que marcó el fin de la ocupación aliada tras la Segunda Guerra Mundial y devolviendo a Austria su independencia. Este acontecimiento hace que el Belvedere no solo sea un monumento artístico, sino también un símbolo de la historia nacional.Visitar el Belvedere significa disfrutar de arte, historia y jardines espectaculares en un mismo lugar, transportándote a una época de lujo y esplendor.