Desde que Joseph Strauss lo imaginó en los años 30, el Golden Gate ha sido más que un puente: un desafío a la ingeniería y un símbolo de perseverancia. Su construcción (1933-1937) no solo unió San Francisco con el condado de Marin, sino que también dejó anécdotas curiosas, como el uso del color International Orange: elegido no por capricho, sino para que el puente fuera visible incluso en la niebla, compañera fiel de la ciudad.
Tiene una longitud aproximada de 1280 metros y está suspendido de dos torres de 227 m de altura. Su calzada es de seis carriles (tres en cada dirección) y dispone de carriles protegidos accesibles para peatones y bicicletas. ¿Sabías que, durante décadas, fue el puente colgante más alto del mundo? Hoy, caminar por sus aceras peatonales ( abiertas de 5:00 de la mañana a las 6:30 de la tarde, y hasta las 21:00 en verano ) regala vistas de la bahía que quitan el aliento, especialmente al amanecer, cuando la luz dorada hace honor a su nombre.
Para integrar esta joya en tu itinerario San Francisco, combínala con una visita guiada a Alcatraz (reserva con antelación) o un paseo en los icónicos cable cars. Si viajas con niños, el área del Presidio ofrece espacios verdes y museos interactivos como el Walt Disney Family Museum. Y aquí un tip viajero: cerca del puente, en Cavallo Point, podrás disfrutar de una comida con vistas espectaculares sin gastar demasiado ( ideal si buscas dónde comer en San Francisco barato ).
- Mejores épocas para visitar: Primavera y otoño, cuando la niebla es menos densa.
- Transporte público: Llega en tranvía a la estación Fort Point (1 Battery Street) o usa bicicletas compartidas.
El Golden Gate no solo es una atracción en San Francisco; es un portal a barrios vibrantes como el Haight-Ashbury, cuna del movimiento hippie, o el Barrio Chino, el más antiguo de EE.UU. Para experiencias únicas, un crucero al atardecer revela su silueta iluminada, mientras aprendes cómo este gigante sobrevivió a terremotos y cambios culturales. Y si buscas atracciones gratuitas, los miradores de Twin Peaks o Coit Tower ofrecen perspectivas distintas del puente. Así, entre historia, ingeniería y paisajes, el Golden Gate encarna el alma de una ciudad que nunca deja de sorprender.