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Milán
Teatro Piccolo


Teatro Piccolo
El Teatro Piccolo es una joya cultural de Milán que merece una visita para quienes buscan sumergirse en el corazón artístico e histórico de la ciudad.
Fundado en 1947 por Giorgio Strehler, Paolo Grassi y Nina Vinchi, el teatro nació con el propósito de convertirse en un espacio accesible para todos, ofreciendo obras de calidad a precios asequibles; rompiendo con la idea de que el teatro era solo para las élites.
Buscaban transformar el teatro en un arte enriquecedor tras los horrores de la Segunda Guerra Mundial y su lema, "Un teatro de arte para todos", resume esta visión progresista que marcó un antes y un después en la escena teatral italiana.
Actualmente, el Teatro Piccolo cuenta con tres salas. El Teatro Strehler, el más moderno, con una capacidad para más de 900 personas y equipado con tecnología de última generación. El Teatro Studio Melato, ideal para obras experimentales y producciones más íntimas. Y la sede histórica de Via Rovello, donde comenzó, ubicada en un antiguo edificio renacentista del siglo XV. La atmósfera aquí es única, y en el interior puedes sentir la conexión entre el pasado y el presente.
El cofundador del teatro, Giorgio Strehler, y uno de los directores teatrales más influyentes del siglo XX, utilizó este escenario para revolucionar la dirección teatral, experimentando con iluminación y escenografía. Se consideran hitos en la historia del teatro sus producciones de obras de autores como Brecht.
En el Teatro Piccolo también han trabajado talentos inmensos como el dramaturgo Dario Fo, ganador del Premio Nobel de Literatura, quien desarrolló algunas de sus ideas sobre la sátira política y social en colaboración con el teatro. Además, este teatro fue uno de los primeros en Europa en presentar obras de Samuel Beckett, autor de Esperando a Godot, lo que subraya su apuesta por las vanguardias.
Actualmente, el teatro Piccolo ofrece una variada cartelera que incluye desde obras clásicas de autores como Shakespeare o Goldoni hasta producciones contemporáneas que exploran temas sociales. También organiza exposiciones, talleres para jóvenes, encuentros con actores y ciclos de conferencias sobre la historia del teatro.
En 1991, fue reconocido oficialmente como Teatro de Europa, un título que tienen muy pocos teatros, destacando su relevancia cultural a nivel internacional.
En definitiva, el Teatro Piccolo no solo es un lugar para disfrutar de una obra, sino una puerta de entrada a la historia cultural y artística de Milán. Es perfecto para quienes buscan una experiencia auténtica que combina tradición, modernidad y un profundo compromiso con el arte.

Teatro alla Scala
El Teatro alla Scala de Milán es uno de los escenarios más prestigiosos y emblemáticos en el mundo de la ópera y la música clásica. El teatro debe su nombre a la iglesia de Santa Maria alla Scala, que se encontraba en el lugar donde fue construido.
Inaugurado en 1778, fue construido por encargado de Maria Teresa de Austria tras la destrucción del viejo teatro de la ciudad, el Teatro Regio Ducale, que se quemó en un incendio.
Diseñado por el arquitecto Giuseppe Piermarini, la Scala combina una imponente fachada neoclásica con un interior lujoso y una acústica sobresaliente, lo que lo convierte en un lugar único para disfrutar de una función.
A lo largo de su historia, la Scala ha sido testigo de numerosos estrenos de obras de compositores legendarios como Giuseppe Verdi, Giacomo Puccini y Vincenzo Bellini. De hecho, algunas de sus óperas más famosas, como La Traviata o Aida, fueron estrenadas en este escenario. Además, grandes artistas de renombre mundial, como Maria Callas, Luciano Pavarotti y Plácido Domingo, han cantado en su escenario.
El Teatro también alberga el Museo Teatral alla Scala, que permite hacer un recorrido fascinante por los siglos de música y arte que han definido a este teatro. En él los visitantes pueden admirar una fascinante colección de trajes de ópera, partituras originales, instrumentos musicales antiguos y objetos que han sido parte de su historia.
Una de las piezas más llamativas es el piano de Franz Liszt, un compositor, pianista y director de orquesta húngaro, considerado uno de los músicos más virtuosos y revolucionarios de la historia. Su talento al piano lo convirtió en una verdadera celebridad de su tiempo, llegando a generar una especie de histeria colectiva conocida como lisztomanía, especialmente en los círculos aristocráticos y culturales de Europa.
El teatro ha sufrido diversas renovaciones. Durante los años 2002 al 2004 el teatro estuvo cerrado debido a una importante restauración, en la que se modernizaron las instalaciones y se añadió un nuevo escenario con tecnología de vanguardia, sin perder su encanto histórico.
Debajo del teatro hay una sala de ensayos conocida como la Scala bajo la Scala. Este espacio permite a los artistas practicar sin interferir en las funciones principales, algo fundamental para mantener la calidad de las actuaciones.
En la Scala, la temporada de ópera comienza cada año el 7 de diciembre, día de San Ambrosio, el santo patrón de Milán. Este evento es considerado una fecha clave en el calendario cultural italiano.
Visitar la Scala es una experiencia inolvidable, tanto para los amantes de la ópera como para aquellos interesados en la historia de la música clásica.
Disfrutar de una función o simplemente recorrer su museo te transporta al corazón de la cultura milanesa y te permite vivir el legado de siglos de arte y pasión.

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Palacio Real
El Palacio Real de Milán es un lugar fascinante que combina historia, arte y arquitectura, siendo un reflejo del esplendor de la ciudad a lo largo de los siglos. Originalmente construido en el siglo XIV como la residencia de los Visconti, la familia gobernante de Milán, este majestuoso edificio ha sido testigo de innumerables episodios históricos. Durante el dominio de los Habsburgo en el siglo XVIII, María Teresa de Austria ordenó su reconstrucción al estilo neoclásico, otorgándole el aspecto elegante que conserva en la actualidad.
Con el tiempo, el Palacio Real evolucionó de residencia aristocrática a epicentro cultural. Durante la ocupación napoleónica, Napoleón Bonaparte utilizó sus salones como sede administrativa, dejando una huella imborrable en la historia de la ciudad.
Actualmente, el palacio es un prestigioso centro de exposiciones y alberga obras de artistas mundialmente reconocidos, como Caravaggio y Pablo Picasso. La famosa Sala delle Cariatidi, aunque parcialmente destruida durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, conserva un aire imponente y conmovedor. Ver sus cicatrices es una experiencia única, ya que simbolizan la resiliencia de Milán frente a la adversidad.
Una curiosidad interesante es que en este lugar se celebraron fastuosas ceremonias y banquetes, incluidos los famosos bailes cortesanos. Su arquitectura, jardines y la riqueza cultural que encierra hacen del Palacio Real un espacio imprescindible para los amantes del arte y la historia;

Plaza del Duomo
La Plaza del Duomo es el corazón palpitante de Milán, un lugar donde la historia, la arquitectura y la vida contemporánea convergen de manera espectacular. Este espacio ha sido el centro neurálgico de la ciudad desde el siglo XIV, cuando comenzó a tomar forma para destacar la construcción de la majestuosa Catedral de Milán (Duomo).
A lo largo de los siglos, la plaza ha evolucionado, adquiriendo su aspecto actual en el siglo XIX, gracias a la visión del arquitecto Giuseppe Mengoni, quien también diseñó la icónica Galería Vittorio Emanuele II, que conecta la plaza con el Teatro alla Scala. Sin embargo, Mengoni murió trágicamente al caer de los andamios mientras trabajaba en la Galería Vittorio Emanuele II, justo antes de su inauguración.
Una curiosidad interesante es que Napoleón Bonaparte quiso coronarse en el Duomo, lo que refleja la importancia histórica del lugar.
La plaza ha sido escenario de importantes eventos históricos, desde la proclamación de la República Italiana hasta manifestaciones culturales, conciertos y desfiles, , incluyendo la vibrante vida diaria que lo convierte en un punto de encuentro para locales y turistas.
En tu visita, puedes comenzar admirando la catedral, una obra maestra del gótico que tardó casi seis siglos en completarse. Desde aquí, explora la Galería Vittorio Emanuele II, un pasaje cubierto que alberga boutiques de lujo, cafés históricos y una impresionante bóveda de cristal.
El contraste entre el mármol blanco del Duomo, el hierro y el vidrio de la Galería Vittorio Emanuele II, y los edificios históricos que rodean la plaza la convierten en un sueño para los amantes de la fotografía.
En el suelo de la Galería Vittorio Emanuele II, encontrarás mosaicos de los escudos de las principales ciudades italianas. La figura del toro, que representa a Turín, es la más famosa. Girar tres veces sobre el talón en sus genitales se considera un gesto para atraer buena suerte.
En Navidad, la plaza alberga un gran árbol decorado y un mercado festivo que la transforma en un lugar lleno de encanto.

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